Llegas al trabajo. Abres la puerta, fichas, dejas tus cosas en el vestuario y sacas un café de la máquina. Vas a tu puesto, trabajas en el ordenador, hablas por teléfono, haces unas fotocopias, visita al baño. A las doce, acudes a la sala de reuniones. Mano abierta a la visita de unos clientes, intercambio de papeles. Va transcurriendo la jornada, con un catarro que has ido dejando por cada punto que has tocado con las manos. Limpieza y salud van de la mano, nunca mejor dicho.
La limpieza de un centro de trabajo no solo consiste en retirar la suciedad. También hemos de conseguir un ambiente saludable. Saber detectar los puntos de contacto entre personas y aplicar la máxima higiene en ellos, es la mejor prevención de contagio.
¿Y cuales son esas zonas de riesgo?
El pomo de una puerta, el botón del microondas, los brazos de una silla. Aquellos por donde pasan muchas manos y el ojo del limpiador experto detecta de un vistazo. No somos conscientes al usarlos, de cuantas manos han pasado por ellos y en qué condiciones estaban.
Es cierto que tras ir al servicio o antes de comer nos lavamos las manos. Pero mientras estamos trabajando, no lo hacemos con tanta frecuencia. Hay quienes tienen un gel de base alcohólica para desinfectarse las manos de vez en cuando. Es una buena solución para su propia prevención. Los vemos en centros médicos a disposición de cualquiera que desee usarlos y llegará el momento que se empiecen a extender en las empresas.
¿Cómo incorporar la prevención a la limpieza habitual?
En la limpieza diaria podemos prestar atención a los puntos calientes. Basta usar el desinfectante adecuado para ello. Y vapor. Las sillas y tapicerías, también hay que darles un repaso de vez en cuando. Un par de minutos de vapor a 150 ° C y eliminaremos cualquier patógeno.
No son tareas que requieran un gran despliegue de medios y personas. No se trata de revolucionar el centro de trabajo por una limpieza especial. Son cambios en la metodología que se incorporan en el día a día. Adiestrar a los encargados de la limpieza en estas nuevas técnicas, informarles de las ventajas para todos y convertirlas en una nueva rutina de trabajo.
Inversión vs beneficio.
En nuestro caso, es una manera de trabajar que tenemos incorporada desde hace tiempo. Muchos clientes no han pensado en este detalle y enseguida aceptan la mejora. Entienden que con un simple cambio en la limpieza, es posible reducir bajas laborales y los costes asociados para la empresa.
Se ha dado el caso, que los propios trabajadores nos pidieron el producto desinfectante para ser ellos mismos los que lo aplican en los cambios de turno. Que suceda esto, nos resulta gratificante, han recibido el mensaje y lo han hecho suyo. La limpieza es cosa de todos y beneficio común.
¿Cual es tu sensación cuando entras a un lugar y sabes que está limpio? Pues esa es la que te llevamos a tu centro de trabajo. Mañana, cuando entres, busca los puntos de contacto. Pregunta cómo se limpian, qué productos se usan y la frecuencia. Dale una palmada a la tapicería de tu silla, mira el marco del interruptor, las papeleras y las escobillas de los baños.